Esperanza ante el párkinson

Carmen Gasca, neuróloga: "Podemos penetrar en el tejido cerebral en las fases iniciales"

Dra. Carmen Gasca, neuróloga e investigadora del Centro Integral de Neurociencias Abarca Campal HM CINAC
Dra. Carmen Gasca, neuróloga e investigadora del Centro Integral de Neurociencias Abarca Campal HM CINAC
AGUSTIN IGLESIAS
Dra. Carmen Gasca, neuróloga e investigadora del Centro Integral de Neurociencias Abarca Campal HM CINAC

Investigadores del Centro Integral de Neurociencias Abarca Campal (HM CINAC) en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur han avanzado en la apertura temporal de la barrera hematoencefálica mediante ultrasonidos de baja intensidad (LIFU) con microburbujas, guiados por resonancia magnética, para facilitar la introducción de fármacos en el cerebro. Este estudio ha demostrado que el método es seguro y viable, permitiendo la penetración de medicamentos en áreas cerebrales clave para el tratamiento del Párkinson.

La investigación, liderada por el Dr. José A. Obeso y la Dra. Carmen Gasca, ha sido publicada en la prestigiosa revista 'Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry', ofreciendo esperanzas de tratamientos más efectivos en fases tempranas del Parkinson.

La doctora Carmen Gasca es neuróloga e investigadora del Centro Integral de Neurociencias Abarca Campal HM CINAC.

¿Podrían explicar en qué consiste el avance que han logrado con la apertura temporal de la barrera hematoencefálica mediante ultrasonidos de baja intensidad (LIFU) y microburbujas?La barrera hematoencefálica es una barrera natural del cerebro que supone una limitación importante para que las moléculas con acción terapéutica accedan al cerebro. Por lo tanto, conlleva a que estos tratamientos puedan no ser lo suficientemente eficaces. Esto es importante ya que la dificultad de acceso al cerebro ha podido ser el motivo del elevado fallo terapéutico en enfermedades neurodegenerativas.

¿Qué implicaciones tiene este avance para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson?Nos demuestra que en las regiones más vulnerables a la neurodegeneración se podría impactar desde las fases iniciales de la enfermedad ya que nos aseguramos de que esa molécula no solo llega al sistema nervioso si no que penetra en el tejido cerebral, en la región deseada.

¿Cómo se asegura la seguridad y viabilidad de este procedimiento?La seguridad se evaluó por el seguimiento clínico de los pacientes y por resonancias magnéticas cerebrales periódicas en los que descartamos complicaciones graves como pueden ser un sangrado o un infarto cerebral. Demostramos que el tratamiento fue bien tolerado y que no existieron complicaciones graves.

La viabilidad se determina porque una vez que se finaliza el procedimiento se inyecta de forma endovenosa gadolinio (contraste que habitualmente se utiliza en la resonancia) y se observa una captación en la zona donde se ha abierto la barrera hematoencefálica (no se observaba previamente a la sonicación). En el seguimiento se pudo observar la reversibilidad del proceso ya que no captaba este contraste y por lo tanto se había cerrado esta barrera. Así, este procedimiento se podría hacer de forma repetida para facilitar la entrada de fármacos en las zonas concretas que se desea.

¿Por qué eligieron específicamente la sustancia negra y el putamen como áreas de enfoque en su investigación?Lo que caracteriza a la enfermedad de Parkinson es la neurodegeneración o pérdida progresiva de neuronas (que producen dopamina) en la sustancia negra. Estas neuronas proyectan a otra región cerebral denominada putamen (parte del estriado), y por lo tanto esta pérdida de neuronas dopaminérgicas conlleva a la pérdida de esta inervación. 

Estas alteraciones se asocian con la aparición las manifestaciones motoras que presentan los pacientes con enfermedad de Parknison como lentitud de movimientos, temblor de reposo y/o rigidez. Así, este sistema “nigrostriatal” supone una diana de elección para futuras terapias restauradoras en la enfermedad de Parkinson desde fases iniciales de la enfermedad.

¿Podrían detallar cómo funcionan los ultrasonidos de baja intensidad (LIFU) y las microburbujas en este contexto?Claro. Después de realizar algunas pruebas que determinen que es buen candidato y no hay contraindicación, se planifica el procedimiento. El paciente está en la camilla de resonancia magnética, con un dispositivo de ultrasonidos focales de baja intensidad acoplado. Se localiza la región/regiones concretas a sonicar (donde van a aplicarse los ultrasonidos) y se introducen por la vena unas microburbujas que se sabe que van al cerebro por la sangre. Al exponerse a los ultrasonidos las microburbujas se expanden y se reducen de forma repetida hasta que logran abrir esta barrera (este fenómeno se denomina cavitación estable). Esto facilitaría la entrada de fármacos directamente en la zona del cerebro elegida.

 Lo demostramos tras realizar una nueva resonancia cerebral con contraste (demuestra esta apertura) y tras 24 h (en algún caso algo más) se cierra. En este estudio en concreto, tras el segundo procedimiento realizamos el PET con colina que permitió demostrar esa llegada al tejido cerebral ya que este trazador (sustancia inyectada para la prueba) no debería verse en la imagen tomada después, pero se ve como se une al tejido cerebral (exclusivamente el de la zona sonicada).

¿Qué significa para ustedes haber sido publicados en el ‘Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry’?Es una revista científica prestigiosa, de alto impacto y con elevada difusión que facilita el conocimiento de este tipo de avances. Esto supone un reconocimiento en el avance de este tipo de enfermedades y por lo tanto nos anima a seguir investigando en ello, con el fin último de poder impactar sobre esta enfermedad que conlleva a una importante discapacidad.

¿Cómo creen que este reconocimiento impactará en futuras investigaciones y tratamientos?El hecho de saber que es seguro abrir varias regiones a la vez (sobre todo la sustancia negra que es especialmente vulnerable a la neurodegeneración en la enfermedad de Parkinson), y que no solo se abre esta barrera si no que los fármacos introducidos se fijarían al tejido cerebral, permite avanzar en la introducción de medicación en la región deseada. Por ejemplo, fármacos que se desarrollen con efecto neuro-restaurador o incluso dirigidos a intentar prevenir esta pérdida neuronal en fases muy iniciales de la enfermedad. Algunos tratamientos que se están investigando tanto en enfermedad de Parkinson como de Alzheimer son anticuerpos monoclonales dirigidos a reducir la cantidad de proteínas patológicas que se depositan en el cerebro. En este sentido, existe un estudio muy reciente en el que los investigadores demuestran que un anticuerpo utilizado en el tratamiento de pacientes con enfermedad de Alzheimer, es más eficaz en su objetivo de reducir proteínas patológicas en el cerebro cuando además de introducirlo se abre la barrera hematoencefálica en las zonas deseadas (donde se acumulan más estas proteínas).

¿Cuáles son los próximos pasos en su investigación tras este avance?Sin duda, en poder introducir fármacos que lleguen a esas zonas en pacientes con enfermedad Parkinson. Si bien somos conscientes de que esto es supone tiempo, ya que este tipo de terapias están en fases experimentales en el momento actual y además requiere varias aprobaciones previas.

¿Cómo creen que este avance cambiará el tratamiento actual para los pacientes con enfermedad de Parkinson?La idea es que pasemos de tener un tratamiento destinado puramente al control de los síntomas (que es el que tenemos en el momento actual), a poder conseguir que lleguen fármacos al cerebro (sobre todo a las regiones deseadas) dirigidos a intentar prevenir la progresión de la neurodegeneración y por lo tanto de la enfermedad.

¿Cómo ven el futuro del tratamiento de la enfermedad de Parkinson en los próximos 10-15 años?Confío en que se pueda realizar de una forma más rutinaria esta apertura de la barrera hematoencefálica, sabiendo que es un procedimiento seguro, viable y conlleva a una apertura reversible, para poder introducir periódicamente los fármacos deseados en las regiones elegidas, siendo así más eficaces.

¿Qué esperanzas tienen para los pacientes con Parkinson como resultado de sus investigaciones?Cada vez se conoce mejor esta enfermedad y se diagnostica antes. Ojalá podamos tratar a estos pacientes desde fases muy tempranas evitando la progresión o al menos ralentizando la enfermedad para mejorar su funcionalidad y su calidad de vida.

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